En muchas ocasiones se
apela al principio del valor intrínseco de la vida humana (en lo sucesivo,
PVIVH). La ética médica tradicional no cuestiona si la vida de un paciente
tiene valor ya que dicho cuestionamiento es ajena a la tradición hipocrática
(entre otras razones). La Iglesia Católica defiende insistentemente que todas
las vidas humanas son intrínsecamente valiosas por lo que siempre sería moralmente
incorrecto matar intencionadamente a un ser humano inocente. Para el Derecho,
la vida es un bien jurídico protegido por lo que el homicidio simple, el
asesinato, el parricidio, el infanticidio, la ayuda activa al suicidio (incluso
bajo petición) y, en ciertos casos, el aborto serían tipificados como delitos.
Ciertamente, aceptamos un principio tan noble como puede ser el PVIVH sin
someterlo, muchas veces, a un examen crítico. De hecho en muchas ocasiones se
insiste en que la vida humana tiene un valor irreductible en tanto que no se
debe considerar el valor de la vida de UNA persona en concreto por encima del
valor de la vida humana en sí misma.
De dicho PVIVH se deriva
lo siguiente: por una parte