jueves, 12 de noviembre de 2020

LA BANALIZACIÓN DE LA ÉTICA

 

Resulta tradicional, y en cierta medida monótono, insistir en que la búsqueda y la construcción de consensos en política son, de alguna manera, virtudes éticas, sobre todo cuando los desacuerdos pueden llegar a rozar la inconmensurabilidad. A lo largo de la historia de la filosofía política nos encontramos abundantes ejemplos de filósofos hicieron en esa necesidad, por lo que sería imposible citarlos a todos. No obstante, cuando la política parece deslizarse peligrosamente por el sendero de la posverdad y las tropelías políticas que se cometen llegan al extremo de pervertir cualquier concepto filosófico (y decente) de la verdad situando incluso a la simple mentira como una anécdota mínima en comparación con la falsedad máxima, ya empieza a resultar una ingenuidad esperar de la clase política (entendida como un todo) unos cánones mínimos de decencia. En este sentido debemos recordar que

domingo, 17 de mayo de 2020

EL MODO DE VIDA CORONAVIRUS


 En un momento extremadamente complejo como en que estamos viviendo, debemos preguntarnos qué, cómo, cuándo cambiarán nuestras vidas a consecuencia de la pandemia. ¿Qué tipo de metamorfosis acelerada  nos impondrá el COVID-19 en el ámbito sanitario, social, económico?

La pirámide de prevención del virus impone sus criterios. Recordemos que dicha pirámide consta de cuatro niveles: el modo de vida coronavirus, la cuarentena voluntaria, la cuarentena total obligatoria (la actual) y la cuarentena sanitaria obligatoria. Lo fundamental del primer nivel es la prevención (implica distanciamiento social, uso de mascarillas e higiene en las manos, sobre todo). El segundo afecta al personal de alto riesgo (ancianos, pacientes crónicos, inmunocomprometidos, etc.). El tercero es el momento actual, la medida más efectiva para reducir el nivel de contagio. No lo elimina, pero lo reduce, como se está demostrando. El cuarto afecta a contagiados, sintomáticos, etc.  Los niveles 3 y 4 se apoyan en 1 y 2. Los niveles 1 y 2 son permanentes, deben fortalecerse y no tienen reemplazo ni sustitución mientras

domingo, 29 de marzo de 2020

EL COVID-19 Y EL VALOR DE LA VIDA HUMANA



En muchas ocasiones se apela al principio del valor intrínseco de la vida humana (en lo sucesivo, PVIVH). La ética médica tradicional no cuestiona si la vida de un paciente tiene valor ya que dicho cuestionamiento es ajena a la tradición hipocrática (entre otras razones). La Iglesia Católica defiende insistentemente que todas las vidas humanas son intrínsecamente valiosas por lo que siempre sería moralmente incorrecto matar intencionadamente a un ser humano inocente. Para el Derecho, la vida es un bien jurídico protegido por lo que el homicidio simple, el asesinato, el parricidio, el infanticidio, la ayuda activa al suicidio (incluso bajo petición) y, en ciertos casos, el aborto serían tipificados como delitos. Ciertamente, aceptamos un principio tan noble como puede ser el PVIVH sin someterlo, muchas veces, a un examen crítico. De hecho en muchas ocasiones se insiste en que la vida humana tiene un valor irreductible en tanto que no se debe considerar el valor de la vida de UNA persona en concreto por encima del valor de la vida humana en sí misma.

De dicho PVIVH se deriva lo siguiente: por una parte

domingo, 1 de marzo de 2020

UNA DEMOCRACIA DECADENTE


En los últimos tiempos se debate ansiosamente sobre la crisis del sistema democrático, en concreto sobre la democracia representativa. Se dice, y con razón, que es imposible una democracia real en una sociedad sumergida en un mar de desigualdades sociales. Se dice, también, que es imposible una democracia auténtica cuando existe un déficit de información veraz y objetiva por parte de algunos medios de comunicación que impiden que la ciudadanía pueda deliberar y decidir acertadamente. Se insiste en que la gestión (discutible) de la crisis económico-financiera y las brutales consecuencias traducidas en empleo precario, salarios indignos, recortes de derechos sociales y de libertades o la propia violencia de género, están provocando estos últimos tiempos el sentimiento, en buena parte de la ciudadanía, de que la democracia y sus instituciones no son instrumentos adecuados para ofrecer una respuesta tranquilizadora y justa a sus sufrimiento e incertidumbres. Se discute, en fin, como se está empequeñecido la democracia al perderse, a pasos agigantados, la vinculación histórica con el pasado democrático y como se está perdiendo, también, la capacidad comparativa entre los regímenes autoritarios y los modelos políticos respetuosos con las libertades y el progreso.

domingo, 23 de febrero de 2020

LIBERALISMO Y SOCIALISMO EN MILL

Resulta difícil encontrar un filósofo tan prolífico y rico en matices como John Stuart  Mill, por lo menos en el ámbito de la ética y la filosofía política del s.  XIX. A Inglaterra de aquella época mantenía muchos vicios políticos heredados de la estructura aristocrática edificada durante el siglo anterior: letargo institucional, corrupción, fuertes desigualdades sociales, y un clientelismo político que  maniataba el Parlamento. Y en ese contexto emergió la figura de  Mill como  paladín del reformismo político, como un hombre con una flexibilidad acentuada hacia el  revisionismo de sus principios filosóficos al tiempo que  permeable con las nuevas propuestas de la época. Alejado de cualquier radicalismo o dogmatismo,  Mill puede ser considerado como un reformista  decimonónico que mantuvo su optimismo en el progreso y que evolucionó (sobre todo nos sus principios políticos) desde un liberalismo cerrado y homogéneo (influencia de su padre y de  Bentham) hacia posturas políticas más  eclécticas.